Proselitismo feminista en redes: ni ruido ni nueces
Los debates feministas en redes ya se ganaron el prefijo de -pseudo- Las mujeres no necesitamos que otras mujeres nos digan qué vida elegir.
Estas semanas escribí lo justo y necesario.
Este boletín sufrió un recorte por un motivo tan simple como central en la vida de muchos autónomos: las vacaciones de los niños. Como una política, que entre su carrera y su embarazo de riesgo, se decantó por su embarazo, las familias priorizan el verano de la descendencia inquieta. Y la mía sigue esos pasos, porque así lo elegí yo, libremente y sin hipnosis ni pinchazos de sustancias desconocidas.
Se me atragantó un hilo
Así que he tenido ya muchos días al sol, de excursiones, de tardes en la cocina con crayones de colores, de parques soporíferos donde los niños juegan con agua y yo busco la sombra para tomar notas y darle forma a una idea. Una idea atragantada. Algo que llevo meses en el caldero de las fermentaciones, desde que observé las reacciones que provocó un tweet.
Y las gradas enloquecidas rugieron porque no había mencionado a ninguna mujer.
Este tweet:
Es un tweet.
Una publicación personal, en el perfil de alguien que cuenta SU experiencia. Y las gradas enloquecidas rugieron porque no había mencionado a ninguna mujer.
Pausemos un poco para retroceder y observar mejor:
Un perfil particular, que tiene un nicho hablando de finanzas y mentalidad (y algún meme para eliminar tensiones), nombra 3 características principales de su hilo: 30 cuentas que él sigue (porque le sale de la zona sur y le molan), que recomienda seguir (porque le sale de la zona sur y le molan) y con el objetivo específico de aprender a GANAR DINERO ONLINE ¿Vale?
Hombre de paja vs mujer de paja
Hasta allí, podría estar recomendando bots, películas, juguetes eróticos. Lo mismo da que da lo mismo. Es SU recomendación. Para ganar dinero online. Punto.
Yo leí el hilo y reconocí varias cuentas que también sigo. Pasé página porque me estaba tomando una cerveza, que es lo que recomiendo hacer al entrar en Twitter. Que sino, pasan cosas como lo que pasó después: que se lió parda. Hubo indirectas como dardos envenenados (de esos que parecen una flechita inofensiva y te duermen). Rizando el rizo, algunos se fueron a las manos en los comentarios. Fue como seguir con mi cerveza, sentada en la barra de la taberna, y ver volar botellas mientras en un rincón crece el hombre de paja.
Repito: un perfil. Un tweet. Su visión.
Que no era la designación por cupo de las próximas listas a diputados. Tampoco el nombramiento de atletas para 100 metros estilo mariposa. Ni los siguientes astronautas que pondrán en órbita el satélite que detecte señales cancerígenas. Eran perfiles, del micro ecosistema de Twitter, una red social menor si la comparamos con gigantes como Instagram y Tik Tok, con el único y ultra específico objetivo de ganar dinero en internet. La panacea posmoderna por excelencia.
Sobreactúa, que algo quedará
Así fue que la reacción se hizo más grande que la acción y la sobrepasó. Incluso si a muchas mujeres ni nos interesaba la mención. Si alguna enfermera o botánica leyera el hilo, pasaría de largo porque no está en su campo de interés. Hasta se escribieron artículos de guerrilla analizando por qué estaba mal, bien o regular que uno pudiera recomendar a quien se le cantara el moño en su perfil. Equiparándolo a decisiones trascendentales como: quién subirá primero a los botes del Titanic.
Desde entonces, los hilos con menciones a cuentas se han posicionado y polarizado, al menos en el micro entorno donde las cuentas del tweet polémico se suelen mover (porque si te vas a ver cuentas de Twitter en alemán, ni enterados de la noticia):
Las mujeres sólo nombran a mujeres, los hombres sólo a hombres, los hombres prevenidos cumplen con un cupo del 10% de cuentas de mujeres (aunque no vayan del tema) y algunas mujeres te mandan a la mierda si las mencionas donde sea que se creen interminables interacciones. No me nombres para posturear, ni me abras la puerta del coche.
¿Ganamos? ¿Perdimos? El baile que les dimos
El punto cómico es que toda esta movida no ha variado ni un punto la visibilidad de los perfiles de mujeres. Más que nada porque la visibilidad depende de la calidad, no de que te incluyan en una fiesta. Como en la política, ahora la presencia de una mujer en una lista de 10 hombres funciona como un seguro anti linchamiento. Poco más.
Otro punto es que parece mentira que cosas así ocurran con el sector del marketing. Se supone que quienes se mueven en el mundillo ya se han enterado que el pastel se lo lleva quien gana la pasta. Da igual si es hombre, mujer, arbusto que se autopercibe oveja. Si te interesa ganar aprende a vender, a venderte, cash en tu cuenta, y al siguiente. Cliente contento, promoción al viento. Quien es bueno o buena, recibirá la parte más grande de la torta y tarde o temprano tendrá más autoridad para poner sus reglas.
Que haya que incluir mujeres a la fuerza para quedar bien en política y ONG’s tiene un pase. Pero patalear para que te incluyan, por tus santos ovarios, para hacer negocios, no se lo cree ni Lady Gaga. Vete a hacer un video con bailarines buenorros, vestuarios góticos, con una letra escandalosa (trata de cantar bien) por la que recibirás más palos que un fuerte apache, y entonces todos querrán incluirte hasta en la sopa. Paga el precio. De lo contrario, apechuga y compórtate.
Mojarse: no es bañarse en lágrimas
Si algo está lastrando el reclamo quejica de algunas mujeres, es la oportunidad de mejorar de muchas.
Algo saben los hombres (y algunas mujeres por lo bajini): para estar, hay que competir. Prepararse, formarse, crear, distribuir, promocionar. Y aceptar las críticas cuando algo no funciona, cuando nos equivocamos, cuando la cagamos. Como un adulto. Aprender a encajar críticas y fracasos nos da la valiosa oportunidad de hacerlo mejor. Si algo está lastrando el reclamo quejica de algunas mujeres, es la oportunidad de mejorar de muchas. Es más fácil decir “no me incluyen porque soy mujer”, a decir “no estoy incluida en los mejores, porque aún no lo soy”. Si dices lo primero, no tienes nada que hacer más que esperar de los demás. Si dices lo segundo, te arremangas y te pones a trabajar para pulirte.
La falta de perspectiva del victimismo perjudica el trabajo constante, el desafío y la autocrítica. Además de convertir todo, hasta un tweet, en un campo de batalla de la queja y la pataleta.
Con barro hasta en las cejas no vemos el bosque
Cuando todo acaba convertido en un lodazal de reclamos y acusaciones, embarramos también nuestras prioridades. En vez de competir por conquistar la cima, nos ocupamos en descubrir ofensas donde sea, tiramos balones fuera y perdemos la cima y el norte.
Si miras fuera del cuadrilátero virtual, hay gente ajena al ruido, que trabaja todos los días sin descanso
Gracias a los profesionales del dedo señalador, que hacen marketing de su corrección política y poco más (utilizando todo tipo de signos de postureo, desde la bandera de Ucrania a la LGTBiQ+), cada vez estamos menos preparados para el rechazo, el debate y la evolución. La polarización encierra en sí misma su propia autodestrucción con ese “estás con nosotros o contra nosotros”.
Si miras fuera del cuadrilátero virtual, hay gente ajena al ruido, que trabaja todos los días sin descanso. Gente con propuestas, que se asocia con otra gente con propuestas, que buscan solucionar problemas, que descubren métodos nuevos, que crece. Al margen del número de seguidores, menciones y trifulcas.
Elige bien tus batallas
A los locos se les suele dar la razón cuando se ponen intensos
En redes, todo es ilusión. Desde la ilusión de colocar una bandera y creer que con eso aportas a la causa que sea, a saltarle a la yugular al autor de una publicación porque algo se te metió entre ceja y ceja. Ilusorio también es creer que porque te den la razón en ese entorno, tienes razón. A los locos se les suele dar la razón cuando se ponen intensos. Recuerdo cuando en una publicación sobre veganismo, una vegana radical deseaba la muerte de todos los carnívoros. Se le saltó la cadena, pero se creyó amparada en la percepción de justicia de su causa. Como nadie volvió a responderle, asumió una victoria (por esta clase de gente es que aún me niego a la libre portación de armas)
Es lo mismo que observo en todas las publicaciones que hablan el papel de la mujer. Van cargadas de condescendencia, pocos datos, estadísticas incompletas y mucha mala leche. Pero el envoltorio de “feminismo” justifica su pésimo contenido. Si se pone intenso, se le da la razón para que se calle, lo que contribuirá a que la opinología siga aportando ríos de bits y tinta a su círculo cerrado en si mismo.
No hay calle ni callo
Al final, las redes sociales para algunas causas se comportan como una tradición endogámica enquistada que se autofagocita. Incapaz de mirar por un tragaluz.
Sólo ahora se reconoce el papel silenciado de las mujeres en la economía: había sido que la mujer no sólo vale cuando es ejecutiva.
Defendemos el derecho al aborto incluso cuando éste provoca que en la India, cuando los padres se enteran que esperan una niña, la aborten (las veces que sean necesarias, hasta que la madre conciba un varón). No sabemos si el que toma la decisión es la mujer o el hombre.
Y al país le faltan, a la fecha, unos 70 millones de mujeres. El motivo de que una mujer luego necesitará una dote para casarse ya no cuela, pues el 50% de las parejas que abortan a una niña son de clase media y clase media-alta. Con estudios universitarios y una casta llena de privilegios. Que pueden pagar cuidadoras cuando las fuerzas los abandonen.
Esta falta de mujeres pone en riesgo la economía de un país emergente. Sólo ahora se reconoce el papel silenciado de las mujeres en la economía: había sido que la mujer no sólo vale cuando es ejecutiva. La mujer es el pilar de los hogares de una inmensa población mundial fuera de las fronteras de la burguesía del primer mundo. Ah, pero si no es directiva no nos interesa. Y si no nos incluyen en un p*to post, armamos la de Dios-es-Cristo. Mucho postureo para el salseo.
Sola y desarmada, quiero recorrer Siria e Irán
Cualquier corresponsal de guerra, de cualquier género, puede torcer la cabeza si tu intención es viajar en solitario, con sólo una mochila de materiales ecológicos, por ciertas zonas del mundo. Por poder, puedes. Pasar los controles en límites fronterizos, si los pasas, a veces sólo te exige un mínimo soborno. Luego de esa aparente calma, no reclames si te encuentras chicha y no llevas ni siquiera gas pimienta en tu versión rosácea del mundo.
Alma de cántaro: la culpa no es del heteropatriarcado si te creíste Rambo en versión Disney
Una mina de salto te cortará a la mitad. Una bala perdida se alojará en tu espina dorsal. Un objeto que te pareció curioso y quisiste recoger resultó ser una bomba. Hasta el agua de grifo lleva un certificado de cólera de denominación de origen protegido. Y no sabes hacerte ni un torniquete decente. Alma de cántaro: la culpa no es del heteropatriarcado si te creíste Rambo en versión Disney y, con suerte, sólo pierdes una pierna. La única responsable eres tú (y tu falta de pensamiento crítico para comprender una realidad brutal)
Gestar, parir y criar
Con el mismo criterio luego pretendemos enfrentar la maternidad y nos la pasamos pisando minas. Nos metemos en zona de conflictos y con leer todos los libros del mundo sobre apego creemos que lo podemos hacer chachi guay. Esa cosita que te entregan después de 9 meses viene cargadita de sorpresas: NO es un lienzo en blanco. No puedes pintar a capricho sobre su cabecita. No es maleable como arcilla y si lo intentas el tiro puede salirte por la culata y hacer un pifostio.
Cada vez que nombran la posibilidad de crear úteros artificiales, como en la peor pesadilla de Matrix, mi pregunta es la misma ¿Quien va a encargarse de ese niño? Porque la gestación es la parte más fácil, como llevar una mochila que crece y es un poco incómoda. Pero, ¡Tacháaaan!, la criaturita que nace es un ser humano. Viene con un carácter, una personalidad, que se irá desenvolviendo ante tus ojos estupefactos que esperaban poco más que un peluche parlante.
Y el peluche crece, se mueve, se da unos golpes al aprender nuevas habilidades como caminar y apresar juguetes con las manos. No domina su deseo por las cosas brillantes y llevártelo de una juguetería puede ser todo un espectáculo. Se enferma y pasas noches sin dormir. No comprende que debes trabajar para alimentarlo y abrigarlo. Quiere salir a experimentarlo todo, y tú con tus horarios de adulto aburrido y sintiéndote culpable por todo. Incluso ésto, es simple. Ya se pondrá más y más complejo cuando te pregunte cómo funciona el mundo y se acerque a la pubertad, sus cambios hormonales y mil historias más por espacio de 2 décadas.
En serio, ¿Con úteros artificiales piensan que ya está hecho un ser humano? Cositas…
La lista interminable
El machaque de ser trabajadora, profesional, excelente madre, esbelta, viajera, políglota, cocinera macrobiótica, docente montessori y desinfectante de ambientes, todo a la vez, viene desde diferentes frentes y la metralla nos alcanza por cualquier punto ciego
Ante la épica tarea de la maternidad, la lista de deberes crece y se ramifica como los multiversos del Dr Strange. El machaque de ser trabajadora, profesional, excelente madre, esbelta, viajera, políglota, cocinera macrobiótica, docente montessori y desinfectante de ambientes, todo a la vez, viene desde diferentes frentes y la metralla nos alcanza por cualquier punto ciego. Si te alcanzan lo suficiente y ya pasaste la depresión post parto, puede que llegues al clímax de tu existencia para decir: “paso de todo”. Y te des permiso para ordenar prioridades y elegir.
Ahora, la elección debe salir de las vísceras. Evitar como sea que de nuevo se impongan las opiniones sobre lo que “debes” hacer y te decantes sobre lo que “quieres” hacer necesita, antes, reflexión y silencio. En este caso el exceso de pseudo información es mucho más peligroso. Cuando te dicen que la mujer ésto y lo otro, y que deberías hacer esto y no lo otro, porque así lo demanda la fe, otra vez se están metiendo en tu derecho a elegir. Aunque elijas dedicarte a tu familia porque así lo sientes, no es lo que defienden los discursos más extremistas y te pueden caer comentarios impertinentes de las mujeres mismas.
Decidir dejar de ser “productiva, exitosa y eficiente” requiere mover una cantidad de coraje equivalente a un parto
Porque sí, el peor enemigo para una mujer puede ser otra mujer. La suegra que llega a pasar el dedo sobre los muebles. La colega que desaprueba sus bajas por tener al niño enfermo (o la jefa que cree que con el embarazo debe trabajar hasta el último minuto y romper aguas sobre la moqueta). Las amigas, que opinan sobre las chuches que lleva la criatura al parque. La cuñadísima que te ve muerta de cansancio en el súper y te cuenta de sus vacaciones de un mes en Bali. Sobre todas estas situaciones una mujer debe poder mandar todo al carajo. Decidir dejar de ser “productiva, exitosa y eficiente” requiere mover una cantidad de coraje equivalente a un parto. El resultado de su elección también tendrá vida propia.
Si no te gusta no mires
Y así llegamos al inicio de este tema, con mujeres que eligen competir, y mujeres que eligen una vida más slow food ¿Cuánto importa la visibilidad en… redes?
Si quisiéramos eso llamado visibilidad, sería cuestión de elegirlo. Sin necesidad de pedir permiso
Las que compiten, están a tope y no piensan soltar el mando una vez se posicionan en la cima de la pirámide. Si llegan a tener hijos habrá guarderías 10 horas, niñera que los recoja y los lleve al parque con merienda, profe particular y cuidadora que les tenga, además de la casa en condiciones, la cena lista. En vacaciones de verano, al campamento desde que tengan edad. Si hay más presupuesto habrá niñera nocturna para los casos en que algún hijo enferme. Como las reinas antiguas: hasta nodriza para darles el pecho desde nacidos.
Una cosa es segura: las mujeres que compiten codo a codo por el liderazgo hacen y crean muchos negocios en el mundo real. Por lo que su vida en redes es frugal.
Las mujeres que van como la diosa Kali de los 4 brazos, donde me incluyo, vamos apagando fuegos. Un día a la vez. Llevamos y traemos del cole y actividades, explicamos matemáticas, nos repartimos con el compañero (si lo hay) las tareas como podemos (lavadoras, compras, desayunos, almuerzos, cenas, limpiezas, reparaciones en la casa, vida social, gimnasio) y además trabajamos. Si es algo que nos produce satisfacción, es un mimo para nuestra salud mental. Pero no competimos. No al nivel lucha libre.
Nuestra presencia en redes es la justa y necesaria. Porque la vida es más densa en nuestros negocios y nuestro entorno.
Elegimos. Porque si algo nos ha dado este tiempo en el que vivimos, es el derecho a elegir. Si quisiéramos eso llamado visibilidad, sería cuestión de elegirlo. Sin necesidad de pedir permiso.
Así que la próxima vez que se monte un patíbulo porque el condenado no tiene en cuenta a perfiles de mujeres en redes, sería mejor darse una vuelta por las agencias de marketing, las enfermerías, y algún parque lleno de niños. No estamos en redes. Estamos tejiendo las redes. No maten a nadie por nosotras.
P/D: Estamos organizando un encuentro en un Space en Twitter. Un grupo de mujeres muy currantes hablaremos de métodos de trabajo, captación de clientes, carga de trabajo y temas de verdad relevantes para nuestra carrera profesional. Cuando lo tengamos bien aceitado, avisaré para que se una quien quiera a dar caña.
Pedazo de post
Muy de acuerdo en todo. Ahora parece que hemos reemplazado un tipo de inquisidor por otro y nada más. En particular en las minorías se siente esto. Espectacular tu argumento.