No Social Visits. Ever
El mismo aviso de Casey Neistat se colgó en mi puerta. Soy un topo inmerso en una Startup maligna y esta es mi primera transmisión al mundo exterior.
¿Dónde c*ñ* estuviste?
No vine a hacer amigos.
Abandoné éste espacio durante (5?) meses por un excelente motivo: soy un topo en el nacimiento de una StartUp poco simpática, poco resiliente, poco ecológica, sin “equipos polivalentes” ni ninguno de esos inventos que te ponen medallas de virtud (no, no es Tesla)
Esta empresa viene a GANAR DINERO. Las virtue signals son el mal. Encontraron un nicho, una necesidad que tenía soluciones muy precarias y carísimas. La solución está en la tecnología y allá se va el barco.
Cuidado, que tampoco estamos improvisando chapuzas de chatarrero. Pero el roadmap que me ha entusiasmado con su propuesta es tan amplio, exigente, flexible y adaptable que le entregué mi alma (vaya, y yo que pensé que ya no la tenía). ¿Seré esa ingeniera de SpaceX que duerme en el suelo porque debe atender a equipos de trabajo alrededor del mundo? De momento, pasé un mes de lanzamiento sin horarios ni días de descanso.
Más allá de guardar cierta confidencialidad, estoy sacando apuntes en cuanto puedo. Apuntes de cómo se hacen las cosas con proyección de futuro. Qué problemas surgen (y se afrontan de unas maneras que me tuve que aprender, porque no estaban en mi formación).
Eso es todo por hoy. Les dejo el estado en el que estaba la idea en sus inicios y para la próxima entrega, los momentos dramáticos de cambiar algunos sistemas de venta, producción y comunicación con la clientela.
Hubo sangre y lágrimas, ruido y furia.
La empresa se movía sin publicidad, vendía por inercia a algún curioso que los contactaba por el boca a boca, el software de su producto estaba quedando obsoleto aunque gozaba de confianza en el sector, un distribuidor les debía bastante dinero, el feedback de los clientes era buenísimo pero no se aprovechaba, no había comunicación con la clientela, no se comercializaba el know how.
Una veta de oro en la piedra. Muchas posibilidades y mucho caos, como nos gusta en Plan C.
Arremangarse y al lodo.
Hasta la próxima.